CARRERA PROFESIONAL IMPECABLE
El notario Martínez bajó la persiana de su garaje. Al llevar la puerta metálica hasta el suelo se percató de que los años le pesaban. Se cansaba con más facilidad que antes y todo le empezaba a parecer insatisfactorio.
Su coche descansaba entre las paredes del garaje. Bien limpio, con el aceite recién cambiado por él mismo. Lo encendía cada día 20 minutos para desentumecer sus arterias. Cuidaba de él más que de su propio cuerpo. Y es que a esas edades ya no importa lo bien o lo mal que estés. Lo único verdaderamente definitivo es haber sembrado una carrera profesional intachable y tener un coche bien cuidado para que, cuando llegue el día, el vendedor de turno pueda decir: " Este coche está como nuevo. Era de un notario. Dormía en garaje y sólo lo usaba algún fin de semana que otro".
Su coche descansaba entre las paredes del garaje. Bien limpio, con el aceite recién cambiado por él mismo. Lo encendía cada día 20 minutos para desentumecer sus arterias. Cuidaba de él más que de su propio cuerpo. Y es que a esas edades ya no importa lo bien o lo mal que estés. Lo único verdaderamente definitivo es haber sembrado una carrera profesional intachable y tener un coche bien cuidado para que, cuando llegue el día, el vendedor de turno pueda decir: " Este coche está como nuevo. Era de un notario. Dormía en garaje y sólo lo usaba algún fin de semana que otro".
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