17 de des. 2007

DIAPASÓN VOLCÁNICO

-¡¡¡Tira, tira !!!
La lava resbalaba a algún kilómetro de su placa trasera pero el olor a quemado se había metido dentro del coche y dentro quizá de sus pupilas húmedas.
Había sido capaz de aguantar aquel atasco cada mañana de su vida sin rechistar. Ni siquiera se había atrevido, en cuarenta años de existencia, a tocar la bocina. Pero hoy era diferente. Quizá todos aquellos conductores inútiles y rutinariamente impacientes debieran darle prioridad a él que nunca había echo uso de su derecho de bocina.
Era extraño. El volcán había entrado en erupción hacía diez minutos y aquella carretera insuficiente se había colapsado gracias a la huída masiva y sin orden de la población. Pero aquellos otros coches permanecían callados. Sus ocupantes no miraban hacia atrás si no que, con sus familias cargadas en el asiento trasero y las cuatro pertenencias que habían podido salvar en la baca, permanecían pacientemente resignados a una muerte por calcinación, a una nueva Pompeya. Alguien a su lado le miró. Era su vecino.
-¿Y tu mujer?-le preguntó bajando la ventanilla con una extraña calma.
-¡¡¡ Tira coño, tira !!!!- dijo nuestro conductor mientras recordaba, con un dulce sabor en los ojos, qué tranquila dormía su mujer la siesta.